No por miedo a errar vas a dejar de jugar.

12 de diciembre de 2010

De repente tuve ganas de empezar a ser mas amable con la gente, tuve ganas de saber como estaba el que estaba al lado mio, tuve ganas de hacer reír a mi mama. Cosas que nunca antes hubieran surgido de mi. El me había infectado con una bacteria misteriosa y yo estaba feliz de tener ese ántrax de felicidad. El me había contagiado sus ganas de vivir. De repente ya no tenia miedo de hablar con extraños por la calle. Deje de agarrarme de mi cartera como si transportara una catarata de monedas de oro, empece a llevar solo lo indispensable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario